Salir a respirar
Una vez más salí a recorrer un poco de nuestro continente, pero en este caso, no para dar algunos de los talleres de formación que armo dos o tres veces al año con compañeros a lo largo y ancho de América Latina, no para ir a estudiar a algún lado, ni tampoco para ejercer el dolce far niente que tan bien me sale. No. Esta vez me fui, me escapé, salí a dar una bocanada de aire luego de sentir que el pecho se me estrujaba; salí espantado luego de sentir que se me agotaba el hálito vital al ver la ignominia en boca de la “gente”, al ver que el odio y la insensibilidad habían logrado ser instaladas por los formadores de opinión. La desaparición de Santiago Maldonado y la catarata de mierda que vi esparcirse durante esos días colmaron mi paciencia, obliteraron mi capacidad de resiliencia, fungieron como extractores de mi habitual confianza en la humanidad.
En momentos en que el estado de derecho está en cuestión en la Argentina, y la maquinaria ejecutiva del tándem medios de comunicación, empresarios -es decir, el gobierno- y poder judicial arremeten con una persecución política feroz, solo comparable con la desplegada por el gobierno militar que derrocó a Perón en el 55, vemos que la desazón y el derrotismo hace presa de aquellos que militaron en las filas del kirchnerismo o que comulgaron con sus propuestas políticas. El intento de generar una nueva ola -esta vez sí, definitiva y totalizante- de posmodernismo que marque un contundente fin de la historia, está avanzando con una determinación y una ferocidad que no pudo desplegar en los años 90, cuando todavía los instrumentos de generación de sentidos comunes aún eran rudimentarios en comparación a estos tiempos de hipercomunicación, desinformación y estructuras de conformación de hegemonía que parecen haber llegado al acmé de su evolución -aunque no nos debería sorprender, de haberse consolidado esta etapa, que viniesen tiempos incluso de intrusión física, moldeadores de carácter físico al estilo de las novelas distópicas-.
Lo preocupante, y eso es algo que a veces se pierde de vista, es que esta avanzada autoritaria tiene sus características propias en la Argentina, pero bajo ningún concepto es de carácter exclusivo. La persecución judicial vivida en Brasil luego del golpe parlamentario, la cooptación de la revolución ciudadana por parte de un moderado que parece haber sido convencido de que hay una “grieta” que fue generada por Correa y él es el ungido para venir a cerrarla, la guerra económica que continúa pese a que el oficialismo ganase las elecciones estaduales de manera incontestable en Venezuela, la anomia en que quedaron Paraguay y Honduras luego de los golpes de Estado contra Lugo y Zelaya respectivamente, la inercia acomodaticia a la que se somete el Frente Amplio uruguayo, los regímenes de tipo neoliberal que no se han modificado ni un ápice en Perú, Colombia y Chile -a pesar de Bachelet, en el caso transandino-, la soledad del Sandinismo en Nicaragua y lo endeble del peso específico en América central, la avanzada Trumpeta contra la huérfana Cuba y el narco Estado de México con MORENA, el partido que lidera López Obrador, como una promesa eterna, pero inserta en un Estado fallido fronterizo con la casa del diablo, parecen ser un panorama más que desalentador para Nuestra América. No obstante, siempre nos quedará Bolivia.
La luz titilante
En medio de ese panorama funesto, aunque jamás definitivo, Bolivia titila como una posibilidad, como una luciérnaga a la que hay que adivinarle el vuelo, pero que nunca se aleja demasiado como para perderla de vista. En medio de la hipocresía más grande que anhela para la “estabilidad mundial” que Merkel pueda formar gobierno, acá, en Nuestra América, la voluntad de Evo Morales y la coalición gobernante encabezada por el MAS de lograr postularse para un nuevo período, son tildados por la oposición como intentos de instaurar una dictadura (NdR: tal postulación fue habilitada al cierre de esta nota y el presidente Evo Morales ya puede volver a presentarse a elecciones)
Sin embargo, cuando se pervierten las constituciones en varios países del continente y cuando la democracia es una semilla mal masticada saltando en la boca de un aristócrata, en este país que reclama su derecho a ser soberano, el 3 de diciembre se votará, por mandato constitucional, a los futuros integrantes del poder judicial. Cuando la democracia anómala que vivimos en Argentina nos regala una parcería inescrupulosa y mendaz entre la monarquía judicial y la nueva aristocracia apátrida, aquí, en el país al que quieren hacer quedar como presa de un curaca dictador, se van a elegir a aquellos que administrarán la justicia del país.
En concreto, para que podamos estudiar someramente cómo se estructura una elección en torno al poder legislativo, vamos a contar qué se elige, mediante qué forma y cuáles son las competencias de los organismos para los cuales se votará. Se elegirán representantes para el Tribunal Agroambiental (TA), para el Consejo de la Magistratura (CM), para el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y para el Tribunal Constitucional Plurincional (TCP).
Para el Tribunal Agroambiental se elegirán cinco magistrados titulares y cinco suplentes. A su vez, esos magistrados elegidos se dividirán en dos salas de dos integrantes cada una y el presidente, que no integra ninguna sala en particular, pero participa de ambas. Los mismos se encargarán de “impartir justicia en lo referente a temas agropecuarios, de cuidado ambiental, aguas y biodiversidad. Este tribunal debe conocer y resolver acciones referidas a los derechos de uso y aprovechamiento de recursos naturales renovables, hídricos, forestales, ambientales y agua; como así también promover acciones judiciales para precautelar y prevenir la contaminación al medio ambiente, la biodiversidad y la salud pública” [1]. Todas las decisiones se tomarán por mayoría entre los dos integrantes de cada una de las salas y el presidente del tribunal.
El Consejo de la Magistratura (CM) es la instancia responsable del “régimen disciplinario de las jurisdicciones ordinaria y agroambiental y se encarga del control, fiscalización y administración económica de todos los bienes del Órgano Judicial. Este Consejo está integrado por tres consejera/os que conforman la llamada Sala Plena, y tiene atribuciones para resolver y decidir sobre aquellos aspectos relacionados con los regímenes disciplinarios, de control y fiscalización de políticas de gestión y recursos humanos”. Este Consejo, a su vez, ejercerá el control disciplinario de vocales, jueces y juezas, como así también promoverá, si fuere necesario, la revocatoria del TSJ y del TA que cometan faltas gravísimas en sus funciones. Y por último, también administrará la Dirección de Derechos Reales [2].
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), integrado por nueve magistrada/os titulares elegidos por el pueblo y que conforman una sola sala (también se eligen a nueve suplentes). Con la mitad más uno, el TSJ ya tiene quórum para sesionar. El tribunal tiene como atribuciones “conocer y resolver, mediante los tribunales departamentales de justicia, tribunales y jueces ordinarios, procesos en materia familiar, penal, civil, comercial, laboral, seguridad social y otros”. También es el encargado de juzgar al presidente y al vicepresidente por delitos cometidos durante su mandato. Otra de sus funciones radica en actuar como tribunal de casación y puede anular sentencias judiciales con “errores de interpretación de la ley” o con defectos procedimentales. Es el tribunal que se encarga de revisar los procesos de extradición, revisiones de sentencia y recursos de nulidad sobre sentencias que hubieren infringido derechos o garantías. Entre sus atribuciones también le corresponde elegir a los vocales de los tribunales departamentales de Justicia (TDJ). El mandato dura 6 años y no podrán ser reelegidos. La constitución establece que para integrar el tribunal se debe contar con el título de abogado, ser mayor de 30 años y no haber sido destituido anteriormente por el CM [3].
Por último, las bolivianas y bolivianos elegirán a los miembros del Tribunal Constitucional Plurinacional, que es quien debe garantizar e interpretar la aplicación de la Constitución Política del Estado (CPE). Las decisiones de este organismo son vinculantes y obligatorias. El Tribunal, similar en funciones a nuestra Corte Suprema de Justicia -hablo de la Corte Suprema de Argentina-, está organizado en cuatro salas de dos magistrada/os cada una más el presidente/a. Es decir, cada sala cuenta con tres miembros. Este tribunal es quien vela por los derechos fundamentales y las garantías constitucionales de la/os ciudadana/os. Bajo su órbita se encuentran aquellos asuntos que versan sobre la “inconstitucionalidad de las leyes, estatutos autonómicos, cartas orgánicas, decretos ordenanzas y resoluciones no judiciales. También es quien dicta recursos de nulidad de tributos, impuestos, tasas, patentes y derechos. En caso de haber un conflicto de competencia entre el gobierno plurinacional y las entidades autónomas y descentralizadas, o entre la “justicia indígena originaria campesina” y la jurisdicción ordinaria y agroambiental, es el tribunal de marras quien debe decidir sobre quien recae la responsabilidad. Para ocupar un cargo en esta sala, además de tener que ser elegidos por voto popular y democrático, debe tener 35 años y contar, al menos, con ocho años en disciplinas de Derecho Constitucional, Administrativo o Derechos Humanos. El periodo de funciones es de seis años y no podrán ser reelegidos [4].
Cabe destacar, que durante el segundo mandato de Cristina Kirchner, se intentó motorizar una reforma del poder judicial en el que se incluiría un sistema de votación para elegir a los miembros del Consejo de la Magistratura, pero la voluntad democrática se dio de bruces contra la cerrazón de la “Familia Judicial”. Hoy por hoy, cuando alcanza una injuria, una calumnia, cualquier vituperación inflamada de odio político para privar de la libertad a cualquier exfuncionario ligado al kirchnerismo, queda claro la necesidad de transformar nuestra constitución para que los magistrados y magistradas tengan que rendir cuentas ante el máximo depositario de la soberanía de un país: su pueblo.
El clamor popular
Luego de una campaña con una muy buena estrategia comunicacional de la oposición a Evo, y sobre todo la destacada actuación de los medios opositores, los electores bolivianos se inclinaron por decirle no a la reelección de Morales Ayma. Si bien la elección fue muy ajustada -51% vs. 49%-, lo cierto fue que el famoso “empate técnico” puede ser apreciado desde una retórica gramsciana, pero en la praxis electoralista impidió la postulación de Evo para un nuevo período; y eso fue lo concreto. Ante ello, impulsado por su vicepresidente, uno de los cuadros intelectuales más brillantes del mundo -y no solo del continente- se recurrió a la movilización popular para solicitarle -y exigirle- al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que consideré declarar constitucional la postulación del actual mandatario y líder indiscutido del proceso iniciado en 2006 y refrendado en 2009 y 2014 mediante elecciones transparente.
Las contundentes movilizaciones comenzaron el 26 de octubre en Cochabamba, siguieron el 7 de noviembre en La Paz, el 10 de noviembre en Sucre y el 21 en Santa Cruz de la Sierra. En el antiguo bastión separatista de la denominada Media Luna (que incluye a los departamentos de Pando, Beni y Santa Cruz -como secesionistas- y también a parte de Chuquisaca y Tarija -que no lo eran-) se concentraron alrededor del monumento al Chiriguano cerca de 100.000 personas que reclamaron que el Tribunal Constitucional Plurinacional declare constitucional la postulación de Evo para el cargo de presidente. Hasta ahora, el clamor popular parece ir de la mano de la buena presidencia de Morales que, independientemente de la recesión de sus dos mayores socios comerciales de la región, Brasil y Argentina, ha crecido mas del 4% en 2016, y que se calcula que de haber tenido salida al mar, una cuestión fundamental para el gobierno, habría llegado al 6 %, dando por tierra con el falaz postulado que quieren imponer en la región y que quieren emparentar al estancamiento con las políticas económicas de los gobiernos nacionales-populares.
El pueblo boliviano se moviliza para exigir el cumplimiento de la Agenda Patriótica 2025 de la mano de Evo. La denominada agenda tiene 13 pilares: “1) Erradicación de la pobreza extrema. 2) Socialización y universalización de los Servicios Básicos con Soberanía para Vivir bien. 3) Salud, Educación y Deporte para la Formación de un Ser Humano Integral. 4) Soberanía Científica y Tecnológica con Identidad Propia. 5) Soberanía Comunitaria Financiera sin servilismo al capitalismo financiero. 6) Soberanía productiva con Diversificación y Desarrollo Integral sin la Dictadura del Mercado Capitalista. 7) Soberanía sobre los Recursos Naturales con Nacionalización, Industrialización y comercialización en Armonía y Equilibrio con la Madre Tierra. 8) Soberanía Alimentaria a través de la Construcción del Saber Alimentarse para Vivir Bien. 9) Soberanía Ambiental con Desarrollo Integral, respetando los Derechos de la Madre Tierra. 10) Integración Complementaria de los Pueblos con Soberanía. 11) Soberanía y Transparencia en la Gestión Pública bajo los Principios de No Robar, No Mentir y No ser Flojo. 12) Disfrute y Felicidad Plena de Nuestras Fiestas, Nuestra Música, Nuestros Ríos, Nuestra Selva, Nuestras Montañas, Nuestros Nevados, Nuestro Aire Limpio, Nuestros sueños. 13) Reencuentro Soberano con Nuestra Alegría, Felicidad, Prosperidad y Nuestro Mar [5].
Esta agenda poética, a ojos de lo alcanzado por estos 11 años de gobierno -la pobreza extrema se redujo del 63% al 39% entre 2005 y 2015- [6], no parece una mera declamación, sino que ya ha echado cimientos y va camino a consolidarse la ruta de su cumplimento. Por supuesto, que el camino no es tan límpido y se encuentra lleno de vallas, entre ellas la injerencia externa que, al ver los buenos resultados obtenidos por un gobierno popular, se ha empeñado en las últimas semanas, mediante el encargado de negocios de la embajada norteamericana, Peter Brennan, en tener reuniones con políticos de la oposición para digitar la estrategia que debería mellar a la democracia boliviana. Sabidas son las prácticas de la USAID, la CIA y las embajadas yanquis en América Latina, pero en Bolivia parece haber un oficialismo bastante cohesionado, con lo cual no les va a ser sencillo imponer su propia agenda -neoliberal, dirigida por el Banco Mundial y el FMI-. Lo cierto es que van a intentar desplegar las mismas herramientas que han utilizado en el resto del continente y que obedece al vademécum pergeñado con cinismo por Gene Sharp y que ha sido descrito como golpe blando.
Sin embargo, ya Morales amenazó con expulsar a Brennan si se comprueba que ha estado complotando con la oposición para iniciar un proceso de esmerilado de la popularidad del presidente. Ya se empieza a hablar de corrupción y de negociados del Estado. En la capacidad de respuesta y en la sagacidad estratégica del oficialismo radicará que tenga éxito una agenda o la otra; o la Agenda Patriótica 2025 o la agenda del Banco Mundial a la que le sobra el 60 % de la población mundial.
Nada está dicho. Por ahora, el pueblo se ha movilizado a la calle y todo indica que logrará que Evo se pueda postular para un nuevo mandato. Mientras en nuestro amado continente avanzan los esbirros del 1% más rico del planeta, todavía Bolivia avanza con éxito. No importa que, por ahora, tan solo por ahora, el poder financiero se enseñoreé por el continente con sus funcionarios provenientes de la gerencias multinacionales; a nosotros, siempre nos quedará Bolivia, y desde allí, tal vez, vuelva a expandirse un nuevo ciclo nacional y popular, una nueva oleada, en palabras de García Linera, en toda Nuestra América.
Adrian Dubinsky
Cronista y ensayista
1 – https://www.oep.org.bo/elecciones-judiciales-2017/tribunal-agroambiental/
2 – https://www.oep.org.bo/elecciones-judiciales-2017/consejo-de-la-magistratura/
3 – https://www.oep.org.bo/elecciones-judiciales-2017/tribunal-supremo-de-justicia/
4 – https://www.oep.org.bo/elecciones-judiciales-2017/tribunal-constitucional-plurinacional/
5 – http://www.bolivia.de/fileadmin/Dokumente/DestacadosEmpfehlenswertes_Footer/4AgendaPatriotica2025-%2013%20pilares.pdf. Se respetaron las mayúsculas del original.
6 – No solo se redujo la pobreza, sino que Bolivia se convirtió en el país que más acortó la brecha entre los más ricos y los más pobres según el coeficiente de Gini. http://www.nodal.am/2017/11/bolivia-modelo-agotado-goza-buena-salud-sullkata-m-quilla/