Una de las demandas democráticas que es bandera del movimiento de mujeres en Argentina es la del #AbortoLegalYa. Sin embargo esta consigna también atañe a todas las personas que pueden gestar, como lo son los hombres trans.
Para entender esto es necesario ser consciente de que existen más identidades que la de hombre o mujer y sobre todo que tanto la identidad como la sexualidad son construcciones en un marco sociopolítico determinado.
Los roles de géneros se ven perpetuados por la cultura de un sistema social determinado y también por sus instituciones. La familia es uno de sus núcleos más extendidos, entronizada por la Iglesia y por el Estado, impone la idea de una sexualidad cuya finalidad última sea la reproducción. Junto al régimen de la heteronorma y el patriarcado, la familia, en la inmensa mayoría de los casos, es el lugar donde se van marcando los contornos de dos identidades como destino: la de varón cis y la de mujer cis. Cis, significa todo aquello que no es trans.
La igualdad ante la Ley no es la igualdad ante la vida
En los Principios de Yogyakarta, que fueron presentados en la sede de la ONU en Ginebra, se intentó modificar la legislación internacional para defender – dentro del marco legal – a las personas discriminadas por su orientación sexual e identidad de género. Entre ellos, los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos. Estos Principios definieron por primera vez en la legislación internacional el término de “orientación sexual” y el de “identidad de género”.
En nuestro país, la sanción de la Ley de Identidad en el año 2012 obligó rediscutir absolutamente todo en materia de salud. Se han hecho desde guías de salud trans inclusivas hasta capacitaciones en el ámbito público. Sin embargo, la mayoría fracasaron porque es escasa la información que se tiene, así como sus estadísticas. No hay casi inversión en materia de salud pública.
#NiUnaMenos por abortos clandestinos
Volviendo al tópico en cuestión, la región de América Latina y el Caribe tiene la tasa de aborto anual más alta de todas las regiones, de 44 por 1,000 mujeres en edad reproductiva, en comparación con 36 en Asia, 34 en África, 29 en Europa y 17 en América del Norte (todas por 1,000 mujeres).
Un nuevo informe que fue publicado originalmente en inglés es Abortion Worldwide 2017: Uneven Progress and Unequal Access y cuenta con distintas investigaciones que atañen a la seguridad y legalidad del aborto, así como embarazos no planeados. Uno de los datos más destacados es que «las tasas de aborto han disminuido en los últimos 25 años. Además, la evidencia incluida en el informe demuestra que los procedimientos se han vuelto más seguros en muchas partes del mundo».
Sin dudas la pelea por el derecho al aborto legal, libre, seguro y gratuito es un problema que atañe a la salud pública. Los autores de este informe recomiendan que «las autoridades liberalicen las restricciones legales sobre el aborto e implementen políticas que amplíen el acceso a los servicios de salud relacionados con el aborto». Algo difícil en nuestro país dado que durante 12 años de kirchnerismo la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto presentó seis veces su proyecto y fue cajoneado. Y ahora, si bien el Gobierno dio «luz verde» para que se debata en el Congreso, la mayoría de los referentes de Cambiemos ya dieron a conocer sus posiciones provida.
Aires medievales
El papa Argentino Bergoglio, tiene un peso político muy grande en nuestro país. El mismo que comparó a las personas trans con bombas nucleares y otorgó un “perdón” a las mujeres que abortan. Sus declaraciones no pasan desapercibidas, generan una desigualdad que también se refleja en el sentido común reaccionario que muchas veces invaden a los medios de comunicación. Los prejuicios hacia la diversidad sexual y hacia las mujeres son parte de la agenda mediática.
Esos prejuicios estuvieron presentes en las ponencias contra la legalidad del aborto dentro de la Cámara de Diputados. Quienes hablaron en contra blandieron los mismos argumentos que se escucharon en las sesiones anteriores: «a favor de la vida», «extinción de un bebé inocente», “piensan con la bombacha”. Todos conceptos que se acercan más a lo religioso y la pacatería de la doble moral que a un tema de derechos y salud pública.
Pero estamos frente a gobiernos que poco les importa la salud integral. En las noticias vemos a diario la falta de insumos en los hospitales, las grandes colas desde la mañana temprano para pedir turnos, y como muchos mueren sin poder llegar a tener una atención a tiempo.
La falta de inversión no solo se ve en el plano de la atención sanitaria, sino que es una política del gobierno: la de despedir a trabajadoras y trabajadores como lo hicieron en el Hospital Posadas. Estos también estuvieron presentes en los pañuelazos y en el Congreso para luchar por el aborto legal, porque son testigos de los problemas que trae la clandestinidad y las muertes que deja.
Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar
Es indispensable contemplar la educación sexual y el aborto legal como problemas de salud y de educación pública. Para que se enseñe más allá de un horizonte binario, porque hay tantos cuerpos como identidades.
En los 12 años que duró el mandato kirchnerista no se implementó presupuesto para desarrollar estudios que atañan a la diversidad sexual. De hecho fue toda una pelea para que se efectivice el artículo 11º de la Ley de Identidad que concierne a la parte sanitaria. A pocos días de asumir el actual presidente modificó el Decreto N° 357/2002 que reglamentaba la ley 25.673 de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. La modificación tuvo como único propósito lograr la disolución del programa.
Aborto legal para tipos trans
Si el aborto se trata de una problemática durante años invisibilizada por el Estado y los gobiernos de turno, por el sistema de salud y la educación pública, cuando hablamos de aborto para tipos trans la desinformación, los prejuicios y el oscurantismo se multiplican.
Abordar el derecho al aborto para la población trans supone enfrentar una doble clandestinidad: la ilegalidad a la que condena el Estado y la clandestinidad que supone negar la identidad de género. Los tipos trans enfrentamos una innumerable lista de prejuicios culturales, el enorme desconocimiento por parte de los agentes de salud y la voluntad siempre omnipresente de la institución médica de intervenir sobre nuestros cuerpos. Prejuicios, todos ellos, profundamente entroncados con la ilegalidad del aborto clandestino.
Nos organizamos miles
La necesidad de unificar todas las luchas es inminente frente a un Gobierno que esta debilitado por su propia política de ajuste y el ataque a la clase trabajadora y a los sectores oprimidos. Tarifazos, despidos y cinismo para muchos, ganancias millonarias para las empresas y sus CEOs amigos. Pero tenemos que unir lo que las clases dominantes, el Estado y sus instituciones quieren dividir. Si se fortalece la lucha de los trabajadores contra el ajuste, se fortalece la lucha de las mujeres y el colectivo LGTBI por sus derechos. La fuerza de nuestra lucha sigue estando en la organización y en la movilización.
Tom Máscolo
Periodista de la La Izquierda Diario y militante del PTS en el Frente de Izquierda
Foto: M.A.F.I.A