No son todos los que están
no están todos los que son
mi pobre especie
son
los no antologados.
L. Lamborghini
Girar en torno a la representación de un pueblo o qué representa un pueblo. Sin ya atender a la pregunta por el qué es, como poder asirlo en una forma, como poder figurarlo, qué decir de él. De las preguntas por el cómo debe aparecer un pueblo o cuál es su imagen justa, nos posicionamos ya en reconocer su fuerza creadora, inventiva, incendiaria.
Apostar así a desustancializarlo, evitar cualquier tipo de fijación y reivindicar la búsqueda. La búsqueda de esa forma, una forma en movimiento.
y nunca
vuelvo al mismo lugar. Nunca
pero se vuelve
siempre
siempre
y salgo y entro y salgo y entro
Pensar en el pueblo, en un constante proceso de construcción, de autoproducción. Los pueblos han sabido darse sus propias cosmovisiones, sus propias imágenes, sus propias canciones, sus propios sabores y sus propias formas del placer. Los pueblos saben cuándo y cómo aparecer.
Aparecer en un acto performativo, en una puesta en escena de vínculos, de formas de politicidad comunitaria. Entonces de todas las formas posibles, la calle. Ese momento explosivo, de quiebre, de manifestación ya sea de reclamo, de celebración o de fuga hacia otros modos de vida posibles.
Generaciones y generaciones
jodidas por la estética
cometida
con premeditación
dijo el que estaba desde la barricada
haciéndola
detrás
Salir a la calle, esa forma en movimiento que encontramos para, ante todo, reconocer en el pueblo su fuerza volcánica, expansiva, estallada. El pueblo mismo sabe de su fuerza porque sabe de su padecimiento. Lo lleva inscripto como marca en el cuerpo. Un cuerpo conformado de cuerpos arrojados a la invisibilidad. Pero en su carácter performativo y en su posibilidad de ejercer la libertad de reunión y la potencia creadora de sus actos vitales, el pueblo sale a la calle y se hace ver. También los pueblos son parte del relato fundante, mítico, épico de sus conductores. Manifiestan sus deseos, los deseos de ser pueblos.
Autoconstituirse como pueblo recupera lo político de lo vincular. Pensarse como comunidad, romper con la lógica del individualismo neoliberal. Sin dejar de reivindicar ni percibir la heterogeneidad, buscar lo común en lo plural.
que tu palabra
sea irrupción
de lo espontáneo
que lo que digas
diga tu existencia
(…)
Identificar enemigos del pueblo. El pueblo es visto como una masa sobre la que el poder ejerce su gesto categorizador, incisivo, controlador. Pero el pueblo excede todos aquellos gestos, porque en él reside la pluralidad de prácticas y modos de vivir posibles, diferentes a lo impuesto, y su fuerza deseante e inventiva.
Luchar por los derechos es un derecho, sin embargo, los derechos se conquistan. La lucha de los pueblos por conquistar sus derechos es la posibilidad de hacer avanzar la historia. El pueblo es el vector de dinamismo y mutabilidad. La potencial movilización colectiva siempre excede toda forma categórica de poder sistémico.
Pueblo goloso perezoso lujurioso
porque las curvas económicas
nos son favorables
una nueva conciencia os pido
en marcha.
Pero no desatendemos paradojas ni tensiones. El desacuerdo y el conflicto son inherente a su constitución. El pueblo no solo es articulación, también es campo de batalla dentro de su propio magma. Lo que acontece como pueblo es resultado de un estallido, para emerger desde el margen y ofrecer otra forma de estar y pensar, descentrada. También, muchas veces, para celebrar porque se ha oído su voz, su alzamiento.
Modelamos, con barro húmedo, resbaladizo, la forma del pueblo que subvierte lo dado, que toma las calles y que toma conciencia de sí, que desea ser pueblo y que lleva como bandera sus propias representaciones y sus propios relatos, que entrama singularidades y crea otras formas de vida cotidiana y política, que genera consensos y estrategias, que sabe cuándo y de qué forma aparecer.
Un pueblo conformado de afectos y emociones compartidas.
Por María Luciana Gandolfo
Fotografía: M.A.F.I.A.
3 comentarios en “Pensar un pueblo con Las patas en las fuentes. Indagaciones más fragmentos del poema de Leónidas Lamborghini”
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