El último 8M en San Miguel (Conurbano Noroeste) tuvo ese tinte de colores y emociones que siempre nos nuclea. Las emociones del encuentro, del reclamo, de sabernos juntes pero también de seguir vulnerables porque en cada encuentro hay menos de nosotres.

Ser feminista en el contexto del Conurbano no es tan fácil ni tan cool como puede llegar a ser en otros espacios. Porque el territorio tiene sus códigos y ser diferente, no cumplir con ciertos roles establecidos tiene sus costos. Como sabemos que le pasó a Higui en su barrio, una lesbiana visible que fue violentada durante años por no ser la mujer que se esperaba. Ella se defendió de sus agresores y aún está a la espera de un juicio.

Ser feminista en el noroeste del conurbano, y sobre todo en estos últimos años, implica encuentros para visibilizarnos, para abrazarnos y construir otra alternativa de lucha y organización en nuestros propios territorios. En los que habitamos, donde construimos nuestras redes y nuestra identidad conurbana.

Para entender cómo es que llegamos hasta acá, hasta las calles del Noroeste hoy acostumbradas a vernos marchar, podríamos ir trazando un camino que nos lleve y nos traiga de nuevo.

El camino

La historia reciente del feminismo nos cuenta que a partir de grandes movilizaciones contra la violencia machista como la del 3 de Junio de 2015 o la huelga feminista del 19 de octubre de 2016, las expresiones callejeras del activismo feminista previas (el 8 de marzo, por ejemplo) se fueron fortaleciendo. Cada vez más mujeres, lesbianas, travestis y trans comenzamos a sentirnos habilitadas para manifestarnos en el espacio público. Esta posibilidad en proceso de apertura, en sus primeros momentos de movilización, concentró todas las energías y miradas en los centros urbanos. En nuestro caso, nos invitaba a movilizarnos a la CABA. Sin embargo, los territorios periféricos a las ciudades donde pareciera que todo sucede, también se movilizaron y cobraron ímpetu y fuerza.

Por estos lados, ese ímpetu nació en el 2016. En San Miguel, para el segundo “Ni una menos” nos congregamos en la plaza central, nucleades por algunas agrupaciones y familiares de las pibas que ya no estaban más, víctimas de femicidios. En José C. Paz, la Asamblea Vivas nos Queremos comenzó a activarse a finales de ese año, a raíz del doble femicidio de Miriam Lemos y  su hija, Jésica Aviles.

Pero una historia nos antecede, una historia que tejió esa red que nos sostiene y que se fortalece en cada encuentro, que une nuestros territorios. Somos una región que no la separan los límites municipales, sino que las une el tren, el colectivo, las universidades, las organizaciones, las luchas. Nuestra identidad territorial excede el nombre de una localidad, porque entre ese ir y venir, entre ese tren, colectivo o pedaleo de bicicleta había algo que nos encontraba.

En diferentes puntos de nuestra territoria las agujas feministas tejían redes nuevas y reforzaban otras antiguas. Aquellas que nos remontan a un movimiento de mujeres asociado a las primeras organizaciones feministas construidas alrededor de la lucha por los DDHH post dictadura, a los piquetes, cortes de ruta y ollas populares. También a las experiencias comunitarias  que a pesar de no nombrase feministas se organizaban  para expulsar a los violentos del barrio.

Esas experiencias, esa construcción propiamente conurbana, se empezó a colectivizar en las luchas propias y en las que iban llegando. Los Encuentros Nacionales de Mujeres, que las conurbanas empezaron a conocer, trajeron la inquietud de construir los Encuentros Regionales. El primero de estos se dio hacia fines de los ‘90 en San Miguel. Así la cosa fue creciendo,  se empezó a hablar de derecho al aborto, conocimos el color verde antes de la marea de la mano de compañeras  amorosas e históricas de San Miguel Y José C. Paz

Los Encuentros Regionales de Mujeres, hoy Encuentros Regionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans siguieron aportando al crecimiento de este feminismo, del nuestro. Pasó el de San Miguel, el de José C. Paz en 2013 y -después de pegar unas vueltas por otros territorios conurbanos- en 2019 las calles paceñas, la Universidad y el barrio nos encontró nuevamente organizades, en alerta y abrazades.

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Marcha del Encuentro Regional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans 2019, José C. Paz. Foto: La Luna Enel Agua

Hasta el momento las lazadas iban y venían, algunas veces le embocábamos al punto y otras había que rehacerlo. Pero esa presencia insistente ante diferentes eventos, actividades o fechas, estaba avisando que era el estar juntes lo que nos iba a permitir cambiar algo. Se podía ver, se nos veía.

Es que ya éramos lo que deseábamos, feministas organizadas en el noroeste del conurbano. 

Ahora que estamos juntes

Y fue la indignación por el fallo judicial hacia los femicidas de Lucía Pérez (una joven asesinada brutalmente por empalamiento) y el dolor de saber que no había justicia lo que nos volvió a encontrar en las calles, esta vez desde los distintos puntos del Noroeste: José C Paz, Malvinas Argentinas, San Miguel.

El día 3 de diciembre de 2018 se organizó una reunión para pensar que hacer frente al dolor que nos provocaba la decisión  misógina de la justicia de no condenar a los culpables de asesinar a Lucía. Ese día se convirtió en nuestra primera asamblea, con la participación de integrantes de diferentes  espacios  de la zona, organizaciones feministas, culturales, partidos políticos, sindicatos, centros comunitarios y muchas  compañeras que sintieron que debían estar.

Nos sumamos a la convocatoria a nivel nacional adhiriendo a un paro feminista contra las violencias el 5 de diciembre, pero esta vez estaríamos en las calles de nuestro territorio. La invitación  tramada desde algún grupo de wasap decía así:

“Nuestras convocatorias aparentan espontaneidad, pero sepan todes que nuestra lucha contra el patriarcado no está improvisada.Nuestra lucha es organizada, porque nuestras vidas es nuestro proyecto fundamental y  luchamos para seguir vivas.”

El 5 de diciembre con rabia, con lágrimas, con miradas de afecto y abrazos salimos a las calles. Se acordó una declaración y fue contundente en todo sentido, desde las voces que la leyeron hasta las miradas de dolor de quienes las escucharon:

“Contra la justicia patriarcal, porque Lucía somos todes, fue femicidio”

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Movilización 5/12/2018 en San Miguel. Foto: Yamila Ramírez

Además se expusieron demandas de la región. Se pidió justicia por femicidio de una niña, Sheyla. Se reclamó “Ni una muerta más por abortos clandestinos”. Se exigió que cese la persecusión a las trabajadoras que garantizan derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos en el Municipio de San Miguel. Se pidió por la implementación de la ley de Educación Sexual Integral en todas las escuelas de los Municipios y por el cierre de la consejería antiderechos del Hospital Larcade. Se demandó la implementación del protocolo de interrupción legal del embarazo en las instituciones de salud de los municipios. Se repudió a les objetores de conciencia en los hospitales y salitas. Se reclamó por la creación de refugios y casas de asistencia para mujeres en situación de violencia con profesionales con perspectiva de género. Se exigió, también, que se terminen  los travesticidios y la implementación del cupo laboral travesti trans.

Esa primer actividad marcó varios aspectos que se mantendrían como constantes en las formas de actuación de la Asamblea. Lo que estaba surgiendo eran las primeras hiladas de este tejido al que iremos dándole forma propia. Así se fue asomando la Asamblea Feminista del Noroeste, naciendo con identidad conurbana, con ganas de construir desde la pluralidad de las voces y las problemáticas con las que lidiamos cotidianamente.

Transitar para construir

Los formatos que adquiere el accionar de la Asamblea se construyen, como todos los fenómenos sociales, en proceso. Las prácticas se cristalizan, las adoptamos y protegemos porque funcionan.

Mucha puesta en común y debate demandó, por ejemplo, decidir que las actividades de la Asamblea Feminista Conurbana Noroeste se circunscribieran al territorio, es decir, a los barrios de José C. Paz, San Miguel y Malvinas Argentinas. A pesar del significado que tiene movilizarse a CABA, el folclore del agite en el tren, el encuentro con lo extraordinario de la masividad plena, ciertas experiencias de los barrios conurbanos nos invitan a transformar nuestro entorno y resignificar nuestro tránsito cotidiano por estas calles. Las posibilidades de sumarse a una actividad en CABA no son las mismas para todes y nos referimos a posibilidades materiales como simbólicas. Muches de nosotres le hallamos un nuevo significado al colorear de feminismo nuestras propias calles y otres tantes al asistir por primera vez a un tipo de actividad que antes parecía suceder en otro espacio, que tenía como protagonistas a otras personas.

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Movilización 8M 2020. La columna de José C. Paz llega a San Miguel. Foto: La Luna Enel Agua

Como afirmamos en nuestra última declaración:

nos movilizamos en nuestros territorios porque es en nuestros barrios, en nuestras calles, en nuestros clubes, en nuestros lugares de trabajo, en nuestras casas; es en nuestro territorio donde nos siguen violentando. Y no salimos en los medios masivos y hegemónicos de comunicación, que siguen sin reflejar la realidad de cada día de las mujeres pobres y trabajadoras.  Porque aunque muchas veces no se hace eco de nuestra lucha, sabemos que es acá donde tenemos que visibilizar la violencia machista con la que convivimos.  Por eso levantamos nuestras banderas en nuestras calles.

Así también, las formas que adquirió la toma de decisión al interior de la Asamblea fueron producto de una práctica heredada de otras instancias de construcción política feminista: los ya mencionados Encuentros Plurinacionales y las plenarias de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, por ejemplo. El consenso como herramienta política alienta el diálogo, la participación, la escucha. Y es que como movimiento popular nos sabemos en constante construcción y deconstrucción, por lo que nos parece indispensable respetar los procesos tanto personales como de organizaciones.

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Movilización 8M 2019. La columna llegó a Plaza Muñiz. Foto: Yamila Ramírez

Y comenzamos a organizar las movidas territoriales, en fechas claves, plantar presencia, pero también empezar a construir desde todes, desde las necesidades que se manifiestan, desde aquellas que se pueden planificar y prever. Construyendo desde nosotres.

La tarea es cotidiana, es organizativa, es reivindicativa, es plural, es desde los géneros, es desde los feminismos, es desde los barrios, es la de asistir y la de proponer.

Así nos encontrarán en nuestras calles, en nuestros barrios nuevos 8M, 3J, 25N y tantas fechas más. Hasta que sea Ley, hasta que podamos por fin, patear el Patriarcado.

Y cuando eso suceda, encontraremos otras formas de encontrarnos y seguir juntes.

Lau Godoy, Sandra Hoyos, Clara Alemán y Ceci Falcón

Integrantes de la Asamblea Feminista Conurbana del Noroeste

Fotografía de portada: M.A.F.I.A.

Un comentario en “El camino de la Asamblea Feminista Conurbana Noroeste

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