Por CAMILA NEWTON. "En uno de esos pedidos de justicia lanzados al viento, sentí cómo Jazmín me sostenía la mano haciendo más fuerza que antes. “¿Y el miedo? ¡Que arda!” gritamos y nuestras voces se hicieron una sola, enorme, potente. Nuestro fuego crecía. Me tomé el tren de regreso a casa."