A quien lea, en cualquier tiempo y lugar.

POR EUGENIA MURILLO. "Nuestros cuerpos en descanso se tocaban en vigilia, del roce de las pieles parimos armas de lucha. Trasmitimos en forma de ritual y canto rabioso la vitalidad de poder interrumpir nuestros embarazos no solo si nos habían violado, si no también si así lo deseábamos."