POR HERNAN OUVIÑA. La revolución, como proyecto de destrucción-reconstrucción, implica entonces para Gramsci erosionar y desmembrar los antiguos valores, normas, prácticas y relaciones que estructuran y sostienen el orden socio-político capitalista en todas sus dimensiones, a la vez que gestar alternativas que resulten -al decir de Paulo Freire- “inéditas y viables”, y sirvan de base para la prefiguración del horizonte emancipatorio por el que se lucha